Fabricamos velas prehistóricas con matagallo, hilo de coser y cera


Planta de Matagallo, cerca de la Cueva de Ardales

Hoja de Matagallo

El matagallo es una de las plantas más reconocidas por sus múltiples propiedades. Los griegos en la Antigüedad ya tenían conocimiento de estas propiedades, de ahí el nombre de su género, de origen griego, phlomis derivado de “phlox, llama”, ya que con sus hojas enrolladas hacían las mechas para los candiles. 

Las flores, ricas en miel, eran una de las pocas, si no la única, golosina que podían permitirse los niños que vivían en el campo.

En tiempos no muy lejanos, se usaba para lavar los útiles del hogar y sobre todo en las matanzas de los cochinos: Se recolectaba gran cantidad de esta planta con el fin de limpiar los cacharros. Simplemente frotando el jugo de esta planta, que es un potente antiséptico, los utensilios de esta labor se limpiaban y se desinfectaban.

Hoy en día aun se sigue usando para limpiar sartenes y otros utensilios en algunos lugares del campo. También se usaba en la higiene íntima cuando no existía el papel higiénico.


Las ramas de Matagallo, ya secas y cubiertas de hilo de coser





Elena, alumna de 6º B, nos enseña cómo queda el matagallo tras 
empapar la cera de una vela en él.


Álvaro y Laura, alumnos de 6º A, con sus velas prehistóricas
de matagallo encendidas.


Laura, alumna de 6º C, prepara dos velas más.